Con la llegada del espíritu navideño a Madrid, las calles se transforman en un escenario con luces, olor a churros con chocolate y la algarabía de gente que busca cumplir sus sueños. Entre la multitud, destaca un personaje: la icónica Doña Manolita en la administración de lotería número 67.
Año tras año, las largas colas de clientes que esperan ansiosos su turno para adquirir un décimo con el famoso sello, no solo representan una tradición, sino que simbolizan la ilusión navideña para muchos madrileños y visitantes.
SORTEO EXTRAORDINARIO. Comprobar Lotería de Navidad 2023: premios y resultados
La historia de Manuela de Pablo
Doña Manolita nació en el año 1879, en el castizo barrio de Chamberí como hija de un maestro de obras. Su primer negocio fue un estanco en la Calle Hortaleza de Madrid pero no fue hasta 1904, con 25 años, cuando doña Manolita abriría la Administración nº 67, en la madrileña calle de San Bernardo.
Lo que no sabía por aquel entonces, es que su negocio no tardaría en convertirse en «El Templo de la diosa Fortuna«. Sus primeros clientes, aprovechando su proximidad, fueron los estudiantes de la entonces Universidad Central de Madrid. Estos acudían atraídos por el exquisito trato y el carisma de doña Manolita.
Al principio la suerte se le resistía. Por ello, viajó hasta Zaragoza para visitar a la Virgen del Pilar, con el firme propósito de bendecir varios décimos. La creencia, la casualidad o quizá la fé depositada hicieron que esos décimos fuesen premiados en el sorteo de Navidad.
Los estragos de la Guerra Civil
A partir de esta significativa anécdota la suerte estaba echada. Doña Manolita se trasladó en 1931 a la conocida Calle Gran Vía de Madrid. En 1937, el local sufrió serios daños por el bombardeo de Madrid durante la Guerra Civil.
Los obuses reventaron el escaparate del establecimiento y, según publicó entonces el diario La Voz, la lotera perdió el 95% de su clientela. Pese a las dificultades y a los peligros que conllevaba mantener un negocio abierto en plena guerra, siguió atendiendo a sus clientes.
El fallecimiento y la venta del local
En 1951, a los 71 años, Doña Manolita falleció sin dejar descendencia. La administración, entonces ubicada en la Puerta del Sol, cambió de manos, pasando a su hermana Carmen. El local tuvo que ser renombrado como «Hermana de Doña Manolita».
En 1987, la familia de Doña Manolita vendió la administración, y desde entonces, el propietario es Juan Luis de Castillejo y Bermúdez de Castro, conocido como el Conde de Cabrillas.
La actualidad de la administración de lotería más famosa
En el año 2011 Doña Manolita se trasladó al actual local en la calle del Carmen, donde sigue repartiendo premios año tras año. En 115 años de historia, contando sus múltiples localizaciones, ha repartido 80 grandes premios de la Lotería de Navidad.
En la Navidad de 2019, Doña Manolita hizo magia más fuerte que nunca repartiendo El Gordo, El Segundo Premio, El Tercer Premio, Dos Cuartos y Tres Quintos Premios.
Tras años acumulando los premios, la administración nº 67 de Madrid se ha convertido en punto de encuentro donde llegan personas de todo el mundo con las maletas llenas de sueños.
Más allá de los premios, el encanto de Doña Manolita se refleja en las largas colas que año tras año se forman frente a su local. Muchos viajan largas distancias para ser parte de la tradición y depositar sus esperanzas en esta figura icónica, convirtiendo así a Doña Manolita en un símbolo de ilusión y sueños compartidos.